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sábado, 19 de junio de 2021

TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

Desde que un niñ@ nace experimenta ciclos de displacer, placer y autorregulación. Los padres/madres y educadores están pendientes de la satisfacción de estas necesidades básicas. Con el paso del tiempo, el Sistema Nervioso va madurando y el bebé va aprendiendo a que conductas emitir para captar la atención y ser confortado ante las diversas necesidades que experimenta. Desde estos momentos el niñ@ ya puede y debe de aprender a esperar con ayuda de pequeños intervalos de tiempo. Aprender a esperar también ayuda a tolerar las frustraciones de la vida.

Aprender a tolerar la frustración desde pequeños permite que los niñ@s puedan enfrentarse de forma positiva a las distintas situaciones, problemas y/o dificultades, que se les presentarán en la vida.

La frustración es un estado transitorio y, por tanto, no permanente: no hay que confundir la tolerancia a la frustración con la tolerancia al fracaso. La frustración es una vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad no se llegan a satisfacer o a cumplir.

Cuando un deseo o una ilusión no se cumplen, a causa de la frustración, los adultos -y también los niñ@s- experimentan en mayor o menor medida una serie de emociones como el enfado, la tristeza, la angustia, la ansiedad, etc. Al mismo tiempo, se trata de vivencias personales, por lo que cada uno puede enfrentarse y reaccionar ante estos hechos o eventos de manera diferente.

Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse.

En la vida, hay situaciones en las que conseguimos nuestros objetivos, deseos, etc., y otras en las que no. En la etapa infantil, los niñ@s suelen pensar que el mundo gira a su alrededor, que lo merecen todo y que consiguen al momento lo que piden. No saben esperar porque no tienen desarrollado el concepto del tiempo ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de los demás. Es entonces cuando hay que empezar a enseñar a los niñ@s a tolerar la frustración. Si los padres/madres siempre dan a los hijos todo aquello que piden, los pequeños no aprenderán a tolerar el malestar que provoca la frustración y a hacer frente a situaciones adversas. Por ello, en la edad adulta, seguirán sintiéndose mal cada vez que no consigan aquello que se han propuesto.

Intentar complacer siempre a los niñ@s y evitar que se sientan frustrados ante cualquier situación no favorece su desarrollo integral como persona, ya que cuando sean adultos deberán enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso.

En general, los niñ@s con poca tolerancia a la frustración:
  • Tienen dificultades para controlar las emociones.
  • Son más impulsivos e impacientes.
  • Buscan satisfacer sus necesidades de forma inmediata, por lo que, cuando deben enfrentarse a la espera o postergación de sus necesidades, pueden tener rabietas y llanto fácil.
  • Son exigentes.
  • Creen que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, por lo que sienten cualquier límite como injusto ya que va contra sus deseos. Les cuesta comprender por qué no se les da todo lo que quieren, primero “yo” segundo “yo” y tercero “yo”, no desarrollando una buena empatía.
  • Tienen una baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad a los cambios.
  • Manifiestan una tendencia a pensar de forma radical: algo es blanco o negro, no hay punto intermedio.
  • Pueden desarrollar, con más facilidad que otros niñ@s, cuadros de ansiedad o depresión ante conflictos o dificultades mayores.

Muchos padres/madres intentan reducir o evitar las fuentes que causan frustración en el niñ@, y terminan por convertir cualquier de sus fracasos en un nuevo éxito. Para prevenir esta situación y conseguir que el niñ@ tolere la frustración, los padres/madres deben evitar la sobreprotección y no abusar de la permisividad. La conducta permisiva se manifiesta, con frecuencia, al ceder ante cualquier requerimiento del niñ@, de modo que este siempre consigue lo que quiere y nunca se enfrenta a situaciones negativas, problemáticas o frustrantes.


PAUTAS PARA ENSEÑAR A TOLERAR LA FRUSTRACIÓN

Para enseñar al niñ@ a tolerar la frustración, existen consejos útiles que detallamos a continuación:
  • Dar ejemplo. La actitud positiva de los padres/madres a la hora de afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.
  • No darle todo hecho. Si se le facilita todo al niñ@ y no se le permite alcanzar los retos por sí mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo enfrentarse al fracaso. Dejarle ser, pensar, hacer y equivocarse e intentar por sí mismo.
  • Educarle en la cultura del esfuerzo. Es importante enseñar al niñ@ que es necesario esforzarse. Así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos. Valorar el proceso no el fin; valorar el esfuerzo en “el proceso” del camino hacia la meta, el paso a paso, así no llegue a la meta.
  • No ceder ante sus rabietas. Las situaciones frustrantes derivan, en muchos casos, en rabietas. Si los padres/madres ceden ante ellas, el niñ@ aprenderá que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas.
  • Marcarle objetivos a corto plazo. Hay que enseñar al niñ@ a tolerar la frustración poniéndole objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar. Los objetivos deben de ser cortos, pero que al final se trate de llegar a una meta final. Por ello es muy importante premiar el pequeño esfuerzo. Por ejemplo enseñarles a construir torres antes que un palacio.
  • Convertir la frustración en aprendizaje. Las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niñ@ aprenda cosas nuevas y las retenga. De esta forma, podrá afrontar el problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse.
  • Enseñarle a asumir sus responsabilidades, a través de las consecuencias de sus acciones.
  • Enseñarles a ser flexibles y adaptables. Estimular un pensamiento flexible en cuanto a las alternativas de solución, creatividad e imaginación. Romper la rutina diaria de vez en cuando, también ayuda.
  • Enseñarle a ser perseverante. La perseverancia es esencial para superar situaciones adversas. Si el niñ@ aprende que siendo constante puede solucionar muchos de sus problemas, sabrá controlar la frustración en otras ocasiones.

Ante la frustración, hay que enseñar a los niñ@s formas positivas de hacer frente a las emociones adversas y a autocontrolarse. Para ello, se pueden utilizar distintas estrategias:
  • Enseñar a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca. Por ejemplo, “Tomás está enfadado porque no ha hecho bien esta resta. Inténtalo con otra y tómate más tiempo”. Esta técnica espejo les ayuda a aprender a reconocer sus emociones para luego aprender a expresarlas y autorregularlas.
  • Enseñar al niñ@ cuándo debe pedir ayuda. A algunos pequeños les cuesta pedir ayuda, mientras que otros la piden constantemente y de inmediato. Hay que enseñar al niñ@ a intentar encontrar una solución primero. Si se siente frustrado al realizar alguna tarea, debemos intentar enseñarle a evitar la frustración: “¿qué podrías hacer en lugar de enfadarte o abandonar la tarea?”.
  • Representar papeles. Se puede jugar con el niñ@ a interpretar una situación frustrante. Por ejemplo, el pequeño tiene que guardar los juguetes pero quiere irse a jugar al parque. Primero, el niñ@ interpretará la frustración y luego adoptará el rol opuesto. Se le puede animar a que hable consigo mismo de forma positiva y busque una manera de resolver el problema.
  • Reforzar las acciones apropiadas del niñ@. Es importante elogiarlo cuando retarde su respuesta habitual de ira ante la frustración, y cuando utilice una estrategia adecuada.
  • Enseñar alternativas de solución. Enseñar al niñ@ una forma alternativa de alcanzar el objetivo, incentivando así la creatividad y la imaginación.
  • Enseñarle técnicas de relajación. Todos nos enfrentamos a las situaciones adversas de una forma más positiva si estamos relajados. Un buen consejo es enseñar a los pequeños a aumentar su tolerancia a la frustración a través de la relajación del cuerpo. Por ello es importante parar y desconectar para volver a intentar. Con los niñ@s pequeños ayuda el soplar un globo, jugar a las estatuas, darles un abrazo de contención emocional, un masaje relajante, un baño relajante, un paseo relajante, un cuento que ayude a desconectar, etc.

En resumen, cabe recordar que la frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se puede aprender a manejarla y superarla, y aumentar de esta forma la tolerancia a la misma. Aprender a tolerar la frustración fortalece la autoestima y facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida. Por ello, cuanto antes empecemos a aprender, mejor.