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martes, 26 de mayo de 2020

EL USO DEL ANDADOR O TACA TACA

“MÁS INCONVENIENTES QUE VENTAJAS”

Los taca taca o andadores son aparatos con asiento y ruedas especialmente creados para ayudar al bebé a caminar. Les ofrecen autonomía para satisfacer su curiosidad, la mayoría de modelos son regulables en altura y poseen una bandeja de actividades para que jueguen y se diviertan. Sobre el papel, estos aparatos podrían considerarse que son perfectos, sin embargo, la mayoría de pediatras, fisioterapeutas y psicólogos infantiles desaconsejan su uso y señalan la conveniencia de prevenir a los padres sobre los riesgos que implica su utilización.

No obstante, y contra la opinión de pediatras y fisioterapeutas el andador es un aparato muy arraigado en la tradición popular. Según un estudio de la Academia Americana de Pediatría es utilizado entre el 55 y 92% de los niños de cinco y quince meses, y del estudio coordinado por el pediatra Luis Santos Serrano del Servicio de Pediatría del Hospital Marina de Denia se desprende que un 42,6% de las familias con menores de 13 meses tiene uno, siendo la edad de uso entre los 7,7 meses y los 11,4 meses.

La principal razón del éxito de este producto es que ayuda a los padres a sentirse más cómodos y paradójicamente, más tranquilos en la etapa de gateo del niño. Es por ello, que resulta imprescindible la necesidad de realizar campañas de concienciación sobre los riesgos del andador y de sus pocas ventajas. En este ámbito de divulgación han resultado de gran apoyo los últimos estudios científicos que han constatado el uso nocivo de su empleo. No todo lo que ayuda a los padres en su labor, es beneficioso para los niños. 

Los perjuicios del uso de andadores se concentran en 2 grupos:

1. Accidentes.
2. Alteraciones del desarrollo.


ACCIDENTES CON MAYOR INCIDENCIA EN BEBÉS DEBIDOS AL USO DE ANDADORES

  • Caída con el andador por las escaleras.
  • Volcado del andador y caída del aparato sobre el bebé.
  • Cuando el bebé coge impulso al andar y frena, suele chocar la cabeza contra el borde de la mesa (suele quedar a esa altura).
  • Al llegar a una mesa puede tirar del mantel y echarse encima lo que puede haber en ella… la sopa caliente, la cubertería, el jarrón…

En conclusión: El andador da al bebé una movilidad excesiva, que aún no controla y que le permite hacer cosas que no está preparado para reconocer como peligrosas.


ALTERACIONES EN EL DESARROLLO DE LOS BEBÉS POR ANDADORES

Por definición, se usa en niños que aún no andan, ya que cuando andan ya no lo necesitan. El andador supone poner al niño en una postura y hacer que la mantenga el tiempo que nosotros consideremos oportuno de forma artificial; es decir, en contra de las leyes del desarrollo natural, forzando a que el bebé se mantenga en una de las tres posibles posiciones durante un tiempo artificialmente prolongado:


DE PIE

Cuando los niños empiezan a ponerse en pie lo hacen por períodos progresivamente más largos. Al principio aguanta pocos segundos. Conforme va haciendo más fuertes los músculos y ligamentos necesarios irá alargando ese tiempo. Pero no es bueno forzarlo. Algunos niños tienen problemas en de madurez en las caderas (tendencia a que se salgan de su sitio). Cuando es el niño el que se pone en pie por sí mismo, se echa al suelo en cuanto se nota incómodo. Pero cuando lo ponemos en el andador lo mantenemos en esa postura el tiempo que nosotros consideramos oportuno y eso puede ser dañino para él. También puede afectar la espalda, ya que si se mantiene erguido demasiado tiempo acaba adoptando posturas perjudiciales. En conclusión, no favorece al desarrollo natural de los músculos del niño y en algunos casos puede llegar a deformar ligamentos y huesos.


SENTADO CON LAS PIERNAS COLGANDO

Esta postura favorece de nuevo en los niños con inmadurez en las caderas, que el propio peso de las piernas tienda a separarlas de la articulación, favoreciendo la luxación.


DE PUNTILLAS

Muchos bebés empiezan a usar el andador cuando aún llegan al suelo sólo de puntillas. Hacer esto de forma repetitiva favorece que se fortalezcan demasiado los gemelos haciendo que el desarrollo de la musculatura de las piernas sea desequilibrado. Los bebés cuentan con una serie de terminaciones sensitivas y térmicas que curiosamente se concentran en el pie. Ese es un punto fundamental en el crecimiento y el proceso cognoscitivo de los niños. Se trata de un órgano de información táctil, muy importante, que el andador anula con el paso de tiempo. Según el especialista, los niños que usan andador "son más torpes" que el resto. "El niño lo aprende todo con un control. Los que gatean hacen un entrenamiento físico e intelectual, porque aprenden; y los que usan el andador son más propensos a sufrir lesiones". Recomienda que, si a pesar de todo hay padres que todavía hacen que sus niños utilicen el andador, al menos, han de tener en cuenta "que los pies deben llegar claramente al suelo".


ENTORPECE QUE EL BEBÉ APRENDA A ANDAR

Con el andador lo que hacen los niños es impulsarse con ambas piernas o hacerlo sin usar su equilibrio. Ambas conductas son contrarias a lo que el niño necesita para aprender a andar. No ayuda a que ande antes (lo que además no tiene ninguna ventaja), sino que favorece que el niño use esquemas que son perjudiciales para andar correctamente.

La directora de la investigación, la doctora Mary Garret, asegura que el desarrollo de los bebés que usan andador es “bastante más lento” si se compara con aquellos pequeños que no lo utilizan. El estudio científico que fue llevado a cabo de un total de 190 bebés: 107 niñas y 83 niños confirma la existencia de diferencias considerables entre los niños que utilizan el andador y los que no, sobre todo a la hora de establecer el momento en que consiguen ponerse de pie y andar sin ayuda del adulto. Aquellos que lo usaron emplearon un total de 57 semanas en estar de pie por sus propios medios, mientras que los segundos tardaron algo más de 53 semanas. Las conclusiones de la investigación revelan que los niños que usan el andador tardan tres semanas más en dar su primer paso que el resto de los pequeños. Otras fuentes de investigación irlandesas refieren que, por cada 24 horas más de uso del andador, se registra un retraso de 3,3 días al comenzar los niños a andar y de 3,7 días para mantenerse de pie solos.

El hecho de que el andador retrase la adquisición de los primeros pasos viene determinado por una serie de factores a nivel motor. El andador elimina la posibilidad de apoyar el peso del cuerpo sobre las plantas de los pies, y además provoca que la postura de puntillas se mantenga durante más tiempo de lo normal lo que conlleva otra consecuencia: se impide que el bebé pueda mantenerse en equilibrio. Para estar de pie, en el desarrollo motor normal, el niño traslada su peso corporal desde las puntas de los pies a los talones y viceversa. Para poder practicar este proceso, el bebé estando de pie se balancea constantemente de un lado a otro, intentando así mantener el equilibrio en el eje antero posterior.

En el andador el bebé no puede cargar los talones, ya que se encuentra sentado y además no tiene suficiente libertad de movimiento en el eje antero posterior; dificultando así la posibilidad de practicar el mantenimiento del equilibrio, imprescindible para adquirir una correcta deambulación.

Otro ejercicio sobre equilibrio que es limitado por el uso del andador es el que concierne al traslado natural del peso hacia abajo a través de la flexión de caderas y rodillas; tampoco permite este movimiento lo que limita la oportunidad de realizar el natural “entrenamiento” a través de la flexión y estiramiento de sus piernas.

Además de retrasar el entrenamiento del equilibrio, el andador al ser un objeto móvil, no permitirá al niño aprender a estar de pie sin moverse, requisito previo para el inicio a ponerse a andar.

Por otra parte, este aparato no suele estar construido para andar de lado, sino para el movimiento hacia delante. Por ello no sólo impide el aprendizaje de la adquisición de la estabilidad de pie, sino también la marcha lateral con apoyos previa a la deambulación.


CONFUNDE AL BEBÉ AL DISTORSIONAR LOS LÍMITES DE SU PROPIO CUERPO

Los bebés necesitan estar en contacto natural de su cuerpo con el entorno para determinar los límites espaciales y poder empezar a calcular distancias. El andador no ayuda a este proceso, al ser un intermediario que obstaculiza y limita el movimiento del cuerpo del niño con lo que lo rodea, no le permite ensayar sus propios límites corporales, distorsionando así las bases de su esquema corporal.