“Los niños y niñas no juegan para aprender, aprenden porque
juegan”
Jean Piaget
La psicomotricidad es un proceso
inherente al ser humano. Definida por las asociaciones españolas de
psicomotricistas: “la psicomotricidad integra las interacciones cognitivas,
emocionales, simbólicas y sensoriomotrices en la capacidad de ser y de
expresarse en un contexto psicosocial. La psicomotricidad desempeña un papel
fundamental en el desarrollo armónico de la personalidad.
El desarrollo, en los primeros años de
vida, tiene como protagonista al cuerpo, el cual funciona como canal de
comunicación entre el entorno y el mundo interno del niño(a). Es el cuerpo, a
través del movimiento, que servirá como base y cimiento para que los procesos
complejos del pensamiento, de la afectividad y de la cognición emerjan. La
psicomotricidad sintetiza las funciones mentales y corporales, y le da al
individuo la posibilidad de relacionarse, explorar, conocer y transformar el
mundo que lo rodea.
La psicomotricidad terapéutica, estudia,
analiza e interviene en los trastornos del desarrollo a partir de la
observación de una serie de parámetros bien definidos, que dan paso, a un
proceso escalonado de adquisiciones esenciales para el desarrollo integral del niño(a).
Esto son:
- Las funciones tónicas (tono, equilibrio, postura).
- La coordinación motriz.
- Los procesos rítmicos.
- La organización espacio temporal.
- El esquema corporal.
- La lateralidad corporal.
- La relación con los demás.
- La expresión corporal.
- La grafomotricidad.
- El juego.
- La relajación.
El psicomotricista es el compañero
simbólico que brinda al niño(a) seguridad, respeto y tolerancia; a través, del
vínculo relacional de empatía tónica. Esto quiere decir: un diálogo constante
entre la actitud corporal del psicomotricista y el niño(a).