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lunes, 2 de noviembre de 2020

SENTARSE EN “W”

 

Los niños pasan mucho tiempo en el suelo, puesto que es un lugar donde pueden moverse libremente y jugar sin peligro. En el momento de estar en el suelo van adoptando y cambiando de postura según el momento y el juego que estén realizando. Entre las diferentes opciones algunos niños mientras juegan en el suelo adoptan una postura en la que se encuentran sentados sobre los glúteos, con las rodillas dobladas formando una “W” y los pies hacia fuera. Esta postura se conoce como “W-sitting”. Se llama así porque si los miramos desde arriba, sus piernas adoptan una posición similar a esta letra: apoyan la parte interna, incluidas las rodillas en el suelo, mientras que los tobillos están en rotación externa. Parece que fueran a romperse las caderas y las rodillas y, sin embargo, los niños no pueden estar más cómodos, les aporta estabilidad a la hora de jugar en el suelo. En esta posición el niño presenta una base de sustentación más amplia y su centro de gravedad está más bajo, lo que les permite aumentar la estabilidad a través del tronco y las caderas. Esto hace que a algunos niños les resulte una buena posición para sentarse, ya que en ella no tiene que tiene que preocuparse por su equilibrio, con lo que se pueden concentrar más tranquilamente en el juego sin miedo a desestabilizarse o caerse. 

Habitualmente, bien sea como padres o como profesionales, cuando vemos a un niño en esa posición tendemos corregirlo diciéndole: “¡Junta los pies!” o “¡Los pies para adelante!”. Pero el hecho de estar constantemente repitiendo esta frase hace que en muchas ocasiones los niños se frustren, pues quizás otras posiciones le sean más incómodas, le cueste más trabajo alcanzarlas o no se sientan tan estables. Esta frustración de los niños hace que también lleguemos a frustrarnos nosotros con ellos. 

En otras ocasiones, directamente les cambiamos de posición, pero entonces podemos observar que en esas otras posiciones no juega tan bien como jugaba en la postura de W-sitting, pues tienen que estar más atento de no desequilibrarse o caerse, les cuesta más trabajo manipular y realizar actividades manuales, y a veces, incluso puede verse alterada la interacción con otros niños e incluso con sus padres.

Bien, pese a que la postura de W-sitting puede ser una postura estable, podemos decir que la posición W-sitting inhibe la exploración del entorno, no permite el fortalecimiento adecuado del tronco y, además, puede dar lugar a tres tipos de problemas generales:

1. RETRASO EN EL CONTROL POSTURAL Y LA ESTABILIDAD

Durante la “W-sitting”, tal y como hemos dicho se amplía la base de sustentación del niño, por lo que el niño necesita menos cambios de peso, menos control postural y de la estabilidad. 

A los niños que aún no han desarrollado reacciones de equilibrio maduras les resulta mucho más fácil mantener esta posición durante el juego, debido a que las caderas y el tronco están fijas y no deben trabajar mucho. Por lo que aquellos niños que adoptan esta posición de manera habitual pueden presentar un retraso en el desarrollo del control del tronco y el equilibrio, debido a que la W-sitting permite al niño estar colocado en una posición erecta, donde los músculos del tronco no tienen el reto de moverse y las reacciones de equilibrio casi no se practican. En esta posición, un niño no puede realizar la rotación del tronco activa y no puede cambiar su peso de un lado a lado por lo que es difícil llegar a los juguetes que están fuera de su alcance inmediato. Esto resulta un problema porque, tal y como sabemos, para que un niño mejore sus habilidades necesita tener la oportunidad de practicarlas. Por lo tanto, es importante que los niños tengan la posibilidad de cambiar el peso del cuerpo y girar con el fin de desarrollar reacciones de equilibrio adecuadas.

2. RETRASO EN LA MOTRICIDAD FINA 

La postura en W-Sitting también puede desalentar a un niño en el desarrollo de su mano dominante. Como hemos dicho, en esta postura el niño no practica la rotación del tronco, y esto da lugar a el niño coja las cosas que estén a su derecha con la mano derecha y las cosas de estén a su izquierda con la mano izquierda, sin cruzar la línea media, lo que no ayuda a definir una de las manos como dominante. 

3. ALTERACIONES EN EL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO

Finalmente debemos comentar que la postura en W-sitting puede llevar a toda una serie de riesgos a nivel muscular y óseo, que en algunos casos pueden generar problemas ortopédicos. En esta postura las caderas se colocan en los límites extremos de la rotación interna y las rodillas en rotación externa. Por lo que, en esta posición el riesgo de dislocación de cadera se convierte en una preocupación. Si el niño tiene displasia de cadera sentándose en el W-posición aumenta el riesgo de luxación enormemente. 
También cuando existen ya alteraciones ortopédicas éstas pueden empeorar. Hay grupos musculares que se colocan en posiciones acortadas, lo que favorece su acortamiento permanente. Los músculos especialmente propensos al acortamiento son los isquiotibiales, aductores y el tendón de Aquiles. 
Por otro lado, se ha visto que esta postura puede debilitar los músculos abductores, rotadores externos y extensores de cadera por elongación. Este hecho algunos estudios lo han relacionado con la permanencia de exceso de torsión en fémur, lo que puede llevar a que el niño camine con pies hacia adentro. Esto también puede aumentar la probabilidad de dolor de espalda y de pelvis a medida que van creciendo. 

ESTA POSTURA ESTÁ RELACIONADA CON EL REFLEJO TÓNICO SIMÉTRICO DEL CUELLO 

Este reflejo nos ayuda a desarrollar la acomodación ocular (pasar de mirar lejos a mirar cerca y a la inversa), a independizar el movimiento de la parte superior del cuerpo del movimiento de la parte inferior y a desarrollar destreza motriz. Los niños que no han integrado este reflejo bien y el anterior, les va a ser muy difícil gatear y luego andar y correr con soltura. 

Cuando alguien no lo tiene integrado, le suele ocurrir que, se sienta como un saco de patatas, termina tumbado sobre la mesa al leer o escribir o bien se sujeta la cabeza con la mano para evitarlo, tiene dificultad para mantener la postura erguida así que suelen sentarse con las piernas en forma de “W”, tiene problemas de acomodación y de enfoque a distancias cortas y largas, tiene dificultad para seguir un objeto en movimiento, evita los juegos de pelota, tiene problemas en la visión binocular, debilidad en los brazos y dificultad para hacer la voltereta, puede generar problemas de atención. Este reflejo nos ayuda a definir la parte superior y la parte inferior de nuestro cuerpo.
 
¿SE DEBE ENTONCES EVITAR LA POSTURA EN W-SITTING? 

El problema de esta posición surge cuando el niño juega o se sienta de esta forma durante un tiempo prolongado. 

Para niños con un desarrollo motor normal y adecuado y que no tengan ninguna alteración músculo-esquelética, el hecho de que adopten esta posición no les va a influenciar en su desarrollo puesto que son niños que, al estar en constante movimiento (andando, corriendo, saltando) van a ir fortaleciendo y estirando sus músculos y modelando los huesos a través de la práctica de otras posturas y actividades. Por lo que esta postura no afectará en su crecimiento. En estos casos tan solo se recomienda observar que el tiempo en el que permanecen no sea prolongado. 

De la misma manera, esta posición está contraindicada (y puede ser perjudicial) para los niños con las siguientes características: 

· Alteraciones ortopédicas. Si el niño presenta o ha presentado displasia de cadera o un problema de riesgo en el pasado. En estos casos esta posición deberá estar prohibida. 

· Acortamientos musculares. Como hemos dicho, esta posición mantiene a los isquiotibiales, aductores de cadera y rotadores internos en una extrema posición de acortamiento. Si un niño es propenso o presenta contracturas la W-Sitting puede agravarlo. 

· Riesgo neurológico o retraso en el desarrollo. Los niños que presentan el tono muscular alterado (hipertonía o hipotonía), patrones anormales de movimiento y/o retraso del desarrollo, suelen elegir esta posición por la estabilidad que les ofrece. El problema es que estos niños presentan pocos cambios posturales, realizan poca actividad en otras posturas y/o lo hacen con patrones anormales. Por lo que presentan un gran riesgo de estar en esta postura durante largo tiempo y de tener pocas posibilidades de compensar los efectos que esta postura puede tener sobre sus sistemas musculoesqueléticos. Por lo tanto, es una postura que debería evitarse. 

Como vemos, es muy común ver a muchos niños, con o sin afectación motora, sentados en esta posición. En este caso, la literatura nos muestra que esta posición no está recomendada pues produce alteraciones en el desarrollo músculo-esquelético, retrasa en la maduración de la motricidad fina, y retrasa el control postural y la estabilidad de la pelvis y del tronco. Pero debemos tener en cuenta de las características de cada niño. Si es un niño con un desarrollo normal, esta postura no influenciará su desarrollo tanto como si se trata de un niño con algún tipo de afectación a nivel motor. 

Por lo tanto, como profesionales y como padres, debemos de ser conscientes de las consecuencias que puede tener el hecho de fomentar o permitir dicha posición y debemos actuar proporcionándole una variedad de movimientos y ayudándoles a contar con formas alternativas de sentarse, que les proporcionen la estabilidad que necesitan, sin tener que recurrir al W-sitting. 

EN CONCLUSIÓN, LAS RAZONES POR LAS CUALES ES IMPORTANTE CORREGIR ESTA POSTURA SON LAS SIGUIENTES: 
  • Las rodillas y tobillos tienen una rotación excesiva, lo que supone que pueden padecer contracturas en los músculos de estas articulaciones. Puede que en el mismo momento no lo noten, pero sí pueden sufrir dolor más adelante, incluido el dolor lumbar. 
  • Ciertos estudios revelan que en los niños que adquieren excesivamente esta posición, tienen una mayor predisposición a tener pies planos. 
  • La cadera está rotada hacia adentro, por lo que la parte interna de las piernas sufre demasiada presión. Pueden padecer contracturas en la pelvis y cadera. 
  • Pueden sufrir problemas de equilibrio ya que afecta al aparato motor. 
  • Afecta al desarrollo de la musculatura abdominal y de la espalda, lo que es fundamental para tener una buena postura en la infancia y un buen movimiento. 
  • Debilita los músculos abductores, rotadores externos y extensores de cadera, por lo que una permanencia en exceso puede llevar a los niños a caminar con los pies hacia adentro. 
  • Para evitar todos estos trastornos lo que debemos hacer es corregir la postura e indicar a los niños que se sienten: o bien con las piernas cruzadas (la clásica posición de indio), con las piernas estiradas o de lado. Conviene, además, que les incitemos a cambiar la postura de vez en cuando y a levantarse y moverse entre una y otra.