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viernes, 14 de agosto de 2020

USO Y ABUSO DEL CHUPETE, CHUPÓN, CHUPO, TETE … DEL REFLEJO AL HÁBITO

La succión es uno de los primeros reflejos del bebé que se observa a partir del quinto mes de embarazo. Este reflejo garantiza la supervivencia del bebé para la lactancia. con el paso de los meses se convierte en una actividad que calma, tranquiliza, relaja y consuela al bebé. 

El reflejo de succión está íntimamente relacionado con el sistema límbico. El sistema límbico es la zona del cerebro que dirige nuestras emociones y nuestras sensaciones más primitivas: aquellas relacionadas con la supervivencia. Cuando el bebé succiona se calma, es una necesidad.

Muchos de los bebés que disfrutan de la lactancia materna, rechazan el chupete. Algunos bebés aceptan el chupete para calmarse, otros prefieren el dedo, que es más difícil de quitar. 

BENEFICIOS Y CONTRAINDICACIONES DEL CHUPETE 

Según las estadísticas existen tanto beneficios como contraindicaciones del chupete, dependiendo de la edad, las circunstancias, el momento, la frecuencia y los estímulos reforzadores.

Los chupetes proporcionan un efecto calmante y han sido utilizados y se siguen utilizando para la prevención del dolor y de la ansiedad, en recién nacidos y bebés menores de seis meses sometidos a intervenciones, ya que el placer de la succión hace segregar endorfinas que calman el dolor y la tensión. 

El chupete tiene numerosos beneficios durante la primera etapa del desarrollo del bebé, entre ellos, como han revelado algunos estudios, la prevención del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). No obstante, nunca debe ofrecerse el chupete demasiado pronto, es decir, nunca antes del mes o mes y medio de vida, hasta que no esté bien instaurada la lactancia materna y el hábito de amamantar esté establecido de forma correcta. 

La asociación española de pediatría refiere que para evitar otros efectos adversos del uso del chupete se recomienda, en todos los niños(as), limitar su uso hasta el año de vida, lo cual incluye las edades de máximo riesgo del SMSL y aquellas en las que el lactante tiene más necesidad de succionar. 

Es las situaciones en que el niño(a) aún demande el chupete, es recomendable iniciar la limitación del uso a partir del año y medio sólo para dormir, ya que a partir de esta edad, la necesidad natural de chupar de los niños(as) disminuye, a medida que ganan en autonomía e independencia. En esta etapa, los bebés viven un intenso proceso de evolución hacia un desarrollo superior, son más activos en general, pero el chupete continúa siendo una herramienta que les ayuda a relajarse. 

Es importante observar si el niño(a) usa el chupete con mucha frecuencia retarda la evolución del lenguaje por su uso. El uso continuado del chupete crea un hábito y cuanto más lo usan, más lo quieren. 

Según la sociedad española de odontología, lo ideal es utilizar siempre chupetes anatómicos con el menor tamaño posible y que es importante que el chupete no se retire demasiado tarde, es decir, más allá de los 2 años de edad. 

Muchos dentistas recomiendan el hábito del chupete el primer año de vida para que el paladar se desarrolle de forma correcta. Estudios recientes indican que el uso del chupete por más de 24 meses causa en la boca deformaciones óseas y dentales que se deben corregir a posteriori con tratamientos ortodóncicos. Por ello los odontopediatras recomiendan su retirada antes de los 24 meses de edad. 

El uso del chupete de día y de noche, después de los tres años está relacionado con una incidencia más alta de maloclusiones dentales; es decir, puede llegar a deformar la parte del paladar duro o provocar deformaciones dentarias, como que el maxilar superior se desplace hacia delante o que al cerrar la boca los dientes superiores no coincidan con los inferiores. En tal caso, la masticación, la pronunciación o la respiración pueden verse afectadas. Pero ese riesgo es mínimo si el niño(a) deja de chupar entre los dos y los tres años. 

En cuanto a la afectación de la salud en general, una revisión sistemática de estudios epidemiológicos encontró tres estudios que demostraron una asociación entre el uso del chupete e patologías, como la: otitis media, infecciones dentales y síntomas respiratorios y gastrointestinales. 

¿LO DEJARÁ ÉL SOLO? 

A medida que el niño(a) crece, la necesidad de chupar va desapareciendo sola y busca alternativas para consolarse: un peluche, mamá y papá; usa el chupete o se chupa el dedo ocasionalmente: antes de ir a la cama, si está enfadado o aburrido, cuando ha recibido un susto o en el momento en que coge el sueño. En estos casos, lo habitual es que vaya abandonando espontáneamente, de manera gradual hasta olvidarse de su existencia, o de un día para otro. De lo contario hay que ayudarlo. 

CLAVES PARA DEJAR EL CHUPETE SIN TRAUMAS 

1. No obsesionarse 

Conviene que los padres sean conscientes de que sus estímulos son muy importantes: si el niño(a) detecta que hay una preocupación familiar para que deje el chupete, puede mostrar mayor resistencia. 

2. Dejarlo gradualmente 

Empezar, por ejemplo, a dárselo solo por la noche para dormir, en momentos de crisis, o aprovechar una situación de ruptura con la rutina habitual, un fin de semana en casa de los abuelos, unas vacaciones, etc. Entonces, le explicaremos que, igual que hoy no dormimos en casa, cosa que es un cambio importante, tampoco lo hacemos con chupete, que es otro cambio. 

3. No tomar medidas drásticas 

Dejar el chupete es un proceso gradual y se recomienda no obligarle a dejarlo de forma drástica. Tirar los chupetes de pronto, poner sobre ellos sustancias amargas, amenazar o castigar, no solo no suele funcionar, sino que es contraproducente. Puede crear un trauma al pequeño y, en ese momento, necesitará su chupete (su consuelo, su amigo) mucho más que antes. 

4. Ponerse de acuerdo con él 

Hay que conseguir la colaboración del niño(a). Le proponemos dejarlo en un lugar determinado y le pedimos que solo lo reclame cuando de verdad lo necesite. Solamente se lo daremos en esos casos. También podemos pactar en qué situaciones puede usar el chupete y en cuáles no. 

5. Negociar 

Podemos probar a negociar con el pequeño una posible fecha de abandono: su cumple, las próximas vacaciones, la semana que viene... o intercambiarlo por un regalo que le haga mucha ilusión. Si lo deja debajo de la almohada, al día siguiente se encontrará con un regalito de parte del Hada de los Chupetes de los niños(as) mayores. 

6. No impacientarse 

Conviene recordar que los niños(as) no son adultos pequeñitos, sino unas personas que están desarrollando su vida en todas las áreas, por lo que hay que prestarles atención y bajar a su nivel, esto es, procurar entender al niño(a) y no viceversa. 

7. Elogios y amor 

Cualquiera que sea el método que usemos, hay que premiarle con besos, abrazos y mimos por sus pequeños o grandes logros. Así, a medida que pasen los días y use menos y menos el chupete, llegará el momento en que sólo lo quiera por la noche y, pasado un tiempo, ni eso. 

¿CUÁNDO HAY QUE PREOCUPARSE? 
  • Si persiste en su uso de alguna manera llamativa. En ese momento, su necesidad de chupar puede estar expresando que se encuentra estancado en una etapa vital y no está progresando a la siguiente. Quizá vuelva a ese placer primitivo por alguna insatisfacción afectiva, una dificultad para asimilar separaciones, falta de afecto físico, celos, duelos, problemas de adaptación. Hay que tener en cuenta en que momentos del día el niño(a) tiene mayor necesidad de utilizar el chupete; si es después de un ataque de celos, por aburrimiento, cuando tiene sueño, etc. Hay que prestarle atención y cariño especialmente en esos momentos. 
  • Si cambia el chupete por el dedo. Algunos niños(as) pasan del chupete directamente al dedo, algo que es un poco más problemático, aunque solo sea porque el chupete se puede retirar gradualmente, y el dedo no tanto. Además, al ser más duro, el riesgo de deformación dentaria es mayor. Si es algo esporádico, no tiene demasiada importancia. Si se vuelve muy frecuente, puede ser síntoma de ansiedad o retraimiento y darnos pistas de que algo no va bien: miedos, falta de afecto, etc. 

PLAN DE ACCIÓN: DUELO DEL CHUPETE 

El niño(a) que usa chupete para tranquilizarse necesita un tiempo para despedirse por completo de él y que la despedida no le resulte demasiado difícil. Los padres podemos ayudarle, estableciendo un plan de “adiós al chupete” por fases. 

Para que el abandono del chupete se haga de forma progresiva, existen tres fases: fase de preparación, de despedida y de consuelo. 

FASE DE PREPARACIÓN

El objetivo de esta etapa es ir preparando al niño(a) para lo que tiene que venir: dejar de usar el chupete. No debemos ir con prisas, lo ideal es que nos tomemos como mínimo un mes. 

Lo primero es decirle al niño(a) que pronto llegará el momento de dejar de usar el chupete y los motivos por los que debe hacerlo. Podemos explicárselo con argumentos como estos: “Es por tu salud, para que tus dientes no se deformen y crezcan sanos. Ya eres mayor y los chupetes solo lo usan los niños(as) pequeños y los bebés”. 

Durante esta fase ayuda el leerle al niño(a) cuentos sobre el tema, ponerle ejemplos de otros niños(as) que han dejado de usar el chupete porque son mayores – “Tu primo Marcos ya no usa chupete porque es mayor” – y poner al propio niño(a) como ejemplo ante los abuelos o amigos – “¿sabéis que pronto dejará de usar el chupete porque ya es mayor?” –. Es importante que sobre todo vayas destacando lo que sí sabe hacer ya porque se ha ido haciendo mayor, por ejemplo: “ya sabes tirarte solo del tobogán, ¡qué bien!”, “¡qué torres más altas haces!”, etc. De este modo, estás reforzando su autoestima al destacar sus logros por ser mayor. 

FASE DE DESPEDIDA

La etapa de la despedida es aquella durante la cual le acompañas y ayudas para decir adiós de manera definitiva al chupete. Puede ser dándoselo a los Reyes Magos o a Papá Noel, metiéndolo en un sobre y tirándolo en un buzón de correos o simplemente podéis tirarlo directamente al cubo de desperdicios (porque ya no es necesario). 

En esta fase es importante que le digas lo orgullosa que te sientes de él, resaltes lo mayor que se está haciendo, lo mucho que se sabe cuidar porque ahora el chupete no dañará sus dientes, y destaques ante todo su gran logro. 

FASE DE CONSUELO

Tras la despedida el niño(a) suele sentirse victorioso y satisfecho, porque mamá y papá están contentos con él y recibe mimos y felicitaciones por su logro de ser un poco más mayor. Pero tras la euforia del primer momento o incluso de los primeros días, llegan situaciones de inseguridad e incluso de angustia para el niño(a) (y también para los padres). 

El chupete era su aliado para el placer, para calmarse, para entretenerse, para consolarse y ahora no lo tiene. Esto genera en el niño(a) una ansiedad que debemos saber atender para que la despedida no le resulte demasiado angustiosa. 

Para el niño(a) lo más difícil no es tirar el chupete, sino el vacío con el que después se encuentra. Es entonces cuando el niño(a) se pregunta: “Y ahora ¿cómo me calmo en momentos de miedo, de enfado, de cansancio?”. “Y ahora… ¿cómo me relajo cuando estoy solito en mi camita o en el cochecito?” … En este momento el niño(a) necesita tu ayuda para cubrir esa necesidad emocional que hasta ahora el chupete se encargaba de cubrir. Ahora necesitará de más mimos, más abrazos y más paciencia, pues puede que se enfade con más facilidad, le cueste dormirse e incluso no quiera hacer siesta unos días (lo cual le hará estar más cansado e irascible). Un muñeco de tacto suave y agradable que pueda acariciar, abrazar, tocar puede ser una buena alternativa emocional en los momentos que el niño(a) necesite relajarse para conciliar el sueño o consolarse. 

PAUTAS DE INTERVENCIÓN 
  • Enséñale técnicas de relajación: el chupete es un hábito que ayuda a los niños(as) a tranquilizarse. Enséñale otras maneras de calmarse como usar una mantita suave, música relajante, cantar una canción, leer una historia de ir a dormir, hacer un masaje, sea lo que sea que le ayude a relajarse. Practiquen estas técnicas en todos los momentos en que el niño(a) esté intentando de relajarse, estableciendo una rutina. 
  • Quitar el chupete de manera progresiva: puede empezar limitando dónde puede usar el chupete, empieza con un par de lugares o momentos (ej. En el coche y a la hora de ir a dormir) y ves reduciendo el tiempo y espacios donde lo pueden usar hasta llegar a usarlo sólo antes de ir a dormir. Casi siempre lo sarán para quedarse dormidos y luego el chupete se quedará en el olvido, por algún lado de la cama. 
  • Dale tiempo al niño(a) abandone el hábito del chupete, mejor ir poco a poco. Elige el mejor momento para él, siempre en una situación tranquila y relajada, que no coincida con cambios importantes en su vida o en la vida familiar que puedan afectarle. 
  • Cuéntale el plan al niño(a): No le escondas el chupete. Es mucho mejor contarle qué van a hacer y el plan que tienen. Especialmente si el niño(a) es más mayor, es muy importante que comprendan qué va a pasar para no aumentar su enojo o frustración. También con niños(as) más mayores es importante explicarles las razones por que queremos sacarle el chupete. 
  • Mantén sus manos ocupadas: a veces los niños(as) usan el chupete cuando se aburren o no saben qué hacer. Si usa mucho el chupete está durante el día, dale una alternativa de actividad divertida para hacer y pídele que se saquen el chupete mientras juega. 
  • Tabla de recompensas: con niños(as) más mayores, puedes usar una tabla de elogios/ recompensas (pueden ser pegatinas/calcomanías) para premiar los momentos en que no usa el chupete. Reforzar los momentos en que no usa el chupete de manera positiva le ayudará a establecer el hábito de no usarlo. Recuerda, las mejores recompensas son las sociales (pasar tiempo especial con el niño(a), dejarle escoger un juego para jugar juntos, ir al parque) y no las materiales. 
  • La reafirmación positiva funciona bien con los niños(as) de más de un año. Así que elogia al niño(a)/a cuando se comporte como un niño(a) mayor. 
  • Negociaciones: si son niños(as) mayores de 3 años se puede acordar o negociar un intercambio entre el chupete y alguna actividad o cosa, explicándoles que ya no necesitan usar el chupete y que tienen privilegios por su edad para poder jugar con otros juguetes, libros, etc. 
  • Habla con el niño(a) y recuérdale que ya es mayor, que ya va a la escuela y que no necesita chupete. Otros niños(as) de su edad, también mayores, ya no lo llevan y puede que piensen que es un bebé. 
  • Poner metas al niño(a), como por ejemplo, que use el chupete solamente para dormir, y prémiale por conseguir esas metas. 

MÁS IDEAS… 
  • El hada madrina/ratoncito Pérez del chupete: igual que hacemos cuando se cae un diente, podemos dejar nuestro chupete al lado de la cama una noche y el ratoncito Pérez o el hada madrina vendrán a recogerlo y nos dejarán algo a cambio. Esta tradición siempre indica un crecimiento en los niños(as) (la pérdida de sus dientes de leche) y es adecuada también para este hito en su desarrollo, dejar el chupete. 
  • Cambia el chupete por vasos para sorber, que fomentan el desarrollo de la coordinación entre la vista y las manos, y ayudan a poner fin al hábito del chupete. 
  • El chupete puede darse como ofrenda a Papá Noel, los Reyes Magos, los duendes, el gato del vecino, un pájaro..., casi siempre a cambio de un regalito, por ser mayor. 
  • Darlo como donativo generoso a algún bebé más pequeño que lo necesita más. 
  • Decir al niño(a) que se ha perdido y no lo encontramos en ninguna parte, o lo hemos olvidado después de un viaje fuera de nuestra ciudad (o aprovechar una situación real en el que esto ocurra verdaderamente). 
  • El día de su cumpleaños, como ya es mayor, él mismo decide tirarlo, a modo de ritual, al cubo de los desperdicios. 
  • Sustituirlo por un peluche que pueda acostar junto al él en su camita. 
  • Se puede convertir al chupete en un objeto desagradable, mediante cortes en la tetina o dándole un aspecto feo. 
  • Aprovechar una posible enfermedad que afecte a su boca o que, por cualquier motivo le haga rechazar voluntariamente el chupete. 

CUENTOS QUE NOS AYUDAN...

Edu ya no necesita el chupete, de Linne Bie, Ed. Juventud 


Cuento ¡Adiós, chupete!, de Patricia Geis y Sergio Folch 


El cuento del hada de los chupetes, de Patricia Gutiérrez Gómez y Ana Parejo Rodríguez 


Benito y el chupón, de Barbro Lindgren y Olof Landstrom 


Adiós al Chupete, de Marta Munte 


Sin chupete, de Emanuela Maria Bussolati


El chupete de Gina, de Christine Naumann-Villemin 



Estas medidas cumplen su objetivo en la gran mayoría de los casos, aunque siempre debemos ofrecer un refuerzo positivo felicitando al niño(a) por el esfuerzo y la renuncia que está protagonizando. Quizás tarden unos pocos días, pero se acostumbrarán. 

Mucha paciencia y cariño, aportarán un duelo más llevadero hacia el “chupete amado”.